Día 15: Budapest, Bratislava, Viena

Me levanto sobre las 8, lo preparo todo y me voy del hostel, ni siquiera pruebo el desayuno que ofrecen, la verdad es que no entra por los ojos...Esta noche he dormido poco, los ingleses que dormían en mi habitación han llegado tarde y armando ruido, además, el sol se ha puesto sobre las 4 de la mañana y como aquí persianas hay pocas, la claridad molesta mucho. Compro algo para comer de camino a la estación y cojo el tren a Bratislava, donde he coincidido con dos griegos, mucho mayores que yo, pero que son muy simpáticos, además uno de ellos habla muy bien español porque estudió en Sevilla, hasta tuvo una novia....jajaja.
El tren ha llegado con 2 horas de retraso a la capital de Eslovaquia por alguna avería en la locomotora, es decir llego a más de las 2 de la tarde, está lloviendo y para colmo la estación está lejos del centro, y aunque mi intención era pasar aquí unas horitas viendo lo principal, hoy no me apetece nada, solo tengo ganas de llegar ya a Austria, y es que después de una semana por países menos desarrollados como República Checa, Polonia y Hungría, estar con monedas distintas cada día, echo de menos zonas más desarrolladas. Me duele porque yo he venido a ver sitios, a no perderme nada, pero es hoy no tengo ganas.
Resumiendo, que en lugar de coger el tren de las 5 he cogido el de las 2 y media, me he comprado un bocata en la estación que afortunadamente me han dejado pagar en euros y me subo a un tren que es la leche, está de lujo. A las 4 he llegado a Viena, por fín, pero lo que no sabía era que iba a necesitar casi una hora buscando el hostel, que por cierto es distinto a donde me alojaré los 2 dias siguientes, y es que este día lo tenía sin reserva por si me quedaba en Bratislava, pero bueno, esta opción es más interesante y el hostel es de los mejores, con diferencia de todo el viaje, espectacular, es un hotel, literalmente, y además coincido en la habitación con 2 chicas holandesas que son muy amables, también están de Interrail, van camino de Croacia.
Después de ducharme me doy una vuelta por los alrededores del hostel, una calle comercial con muchas tiendas y restaurantes, lástima que a las 7 está casi todo cerrado...Al final decido comer en un restaurante turco, una pizza, quien me iba a decir que acabaría comiendo en turcos casi a menudo jajaja....
Por la noche me conecto a Internet un rato, coincido con algunos españoles, todos de interrail como yo, aunque normalmente vienen en grupos, y lo que es más sorpredente, en grupos muy numerosos, algo que personalmente me resultaria muy dificil....
Ha sido desde que empezé esta aventura el único día en que no he visto nada, todo el día de viaje.
Esta noche parece que voy a dormir de lujo, las compañeras de habitación ya están dormidas, así da gusto, después de las últimas noches, y el hostel, repito, es impresionante. Por lo demás, empiezo a tener la sensación de que empieza la cuenta atrás, solo 9 días para volver, aunque aún me quedan muchas páginas por escribir.

Día 14: Budapest

Anoche me libré de una buena tormenta, recién llegado al hostel diluvió sobre Budapest y para hoy vuelve a haber previsiones de lluvia, por eso creo que lo más conveniente es pasarme por un balneario famoso de los que hay en esta ciudad, no solo para aprovechar el día sino para darle un descanso a mis pies que los pobres están destrozados, a pesar de que suelo hacer carreras populares e incluso alguna media maratón, después de 14 días sin parar de andar con esta calor han dicho basta jeje.

Sobre las 11 de la mañana ya estoy en los alrededores del Balneario, voy al más famoso de todos y donde estuvieron mis compis franceses el día anterior. De camino, paso por la plaza de los héroes.
Ya en el recinto, pago 12 euros al cambio y tengo acceso gratuito a todo el recinto que incluye una espectacular piscina de agua a 38º en el exterior, multitud de saunas a diversas temperaturas, termas interiores, piscinas con olas, esto es espectacular, ya tenía entendido que era algo fundamental en Budapest cuando vas de turismo, pero hasta que no estás allí no te das cuenta de la maravilla que es, y más, en las condiciones físicas en que he llegado después de tantos días andando. El precio también incluye una taquilla para guardar tus pertenencias, que la abres con una pulsera que te dan al comprar el ticket, e incluye un chip con el que solo tu puedes abrirla, y lo mejor, es acuática, o sea, no hay que quitársela mientras te bañas. 
Y así he pasado el día, de piscina en piscina, y de vez en cuando alguna sauna y su posterior baño en agua muy fría, como mandan los cánones jeje.

Piscina Exterior con agua a 38º

Termas interiores

Fachada exterior del balneario
He almorzado en el propio balneario, un bocata de filetes empanados muy rico, y cuando me he agotado de tanto baño, he ido a la estación de trenes para mirar horarios para mañana hacia Bratislava. De paso me he conectado a Internet en un cibercafé y me he vuelto a comer otro kebab, que me han encantado jeje. Y como estaba previsto, aunque más tarde de la cuenta, se ha liado el tormentazo, aunque por suerte el resto del día ha sido espléndido. Además, noto como el cuerpo ha agradecido este día de relax. No me duermo muy tarde, que mañana tengo que madrugar.